
¿Piensas que el twerk es un baile vulgar y machista, en el que las mujeres que lo bailan son puros objetos? ¿Que eso no es bailar, que es solo menear el culo? ¿Que solo rebotan los culos grandes? ¿Que hay que ser joven y chica para twerkear?
Varias de estas cosas pensaba yo antes de meterme en el mundillo, y te aseguro que no se puede estar más equivocade.
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Confianza y autopercepción
Aprendí a respetar mi cuerpo, también las partes que no me gustaban
La celulitis, la grasa, los culos grandes, los muslos que tiemblan… Todas esas características corporales tan habituales entre el común de la población, que suelen ser objeto de odio, en el twerk pasan a ser positivas, porque las ves con otros ojos y las aprecias de una forma completamente nueva.
Ahora me fascina ver cómo me rebota la carne, de qué formas nuevas soy capaz de moverme. No tenía ni idea de que mi cuerpo era capaz de todo eso, y es transformador y muy gratificante. No digo que ahora adore mis michelines, no he pasado de odiarlos a amarlos, pero los acepto como parte de mí.
Bailo con mayor seguridad y el espejo es mi amigo
Llevo años bailando diferentes estilos, sobre todo de bailes en pareja, y siempre me había sentido incómoda al verme en el espejo. Me sentía insegura y no me gustaba lo que veía, ni siquiera bailando sola y para mí.
Finalmente, con el twerk, todo eso cambió, porque cuando aprendes un movimiento y te sale, el resultado es muy obvio. ¡Son como efectos especiales!
Una nueva forma de sentirme sexi
Todos los tipos de baile son excelentes para conocerse mejor a une misme, pero el twerk destaca especialmente en el terreno sexual, porque ponemos el foco y la consciencia en la zona pélvica y, al moverla, aumentamos la circulación sanguínea de toda esta parte.
Entendemos mejor cómo funciona y los diferentes músculos que activamos, músculos que ni siquiera te habías planteado que podías aislar y mover de forma separada.
Cuando twerkeo me siento muy sexi, más sexi que en todo el día. Acentuar las voluptuosidades y las curvas del cuerpo es de lo más sensual.
No se trata de bailar para la mirada masculina ni de andar provocando. De hecho, los orígenes del twerk están en las antípodas de estas interpretaciones rancias y prejuiciosas.
El twerk, que surgió en los años 90 del movimiento del bounce de New Orleans, en el seno de la comunidad LGTB, bebe de influencias de bailes tradicionales comunitarios con los que se celebraba la fertilidad, como el Mapouka, de la Costa de Marfil, con siglos a sus espaldas, y de danzas similares procedentes de la diáspora africana y afrolatina, como el dancehall jamaicano o el perreo y el sandungueo de Puerto Rico.
Las clases de twerk se suelen hacer en espacios seguros, en los que se celebra la diversidad de cuerpos, con una filosofía de respeto y consciencia corporal.
Salud: otro nivel de control muscular y tonificación
En el twerk ejercitas todo el cuerpo. Es un tipo de ejercicio muy intenso y exigente, en el que tonificas desde piernas y glúteos a abdominales y brazos.
Lo cierto es que para aislar distintas partes del cuerpo y coordinar todos los movimientos hace falta mucha técnica, incluso para los niveles más básicos, por no hablar del twerk con tacones o el acrobático…
No solo he notado mejoras sustanciales en confianza y expresión corporal y fascial, sino también en flexibilidad, fuerza, resistencia y control de la respiración. ¡Estoy más cachas que nunca!
Placer, ¡y no solo en la cama!
Puedo decir que tengo más placer en mi vida desde que bailo twerk, y lo digo en el sentido más amplio de la palabra, por las endorfinas que libera el ejercicio físico, y por cómo se disfruta moviendo y liberando las caderas, el culo y la pelvis, partes del cuerpo que suelen estar muy bloqueadas.
Por si todas las ventajas que he descrito fueran poco, añado dos movimientos de twerk que he incorporado a mis rituales de placer: he descubierto que, justo después de tener un orgasmo, lo que más me apetece hacer es tumbarme boca abajo y contraer y relajar los glúteos (juntos y por separado) o hacer el booty clap, es decir, aplaudir con las nalgas. Al provocar contracciones uterinas con el cuerpo ultrarrelajado, las sensaciones son sumamente agradables. ¡Bienvenides al posorgasmo!
Quiero aprender twerk. ¿Por dónde empiezo?
Recomiendo encarecidamente a Ana Chinchilla de Twerk Your Life, mi profe de Barcelona (@anchi39 en Instagram). Con Ana aprendes a tu ritmo, sin estrés, escuchando tu cuerpo. Es muy atenta y respetuosa.
Ana nos ofrece una prueba gratuita de 7 días para sus clases de Onlyfans. ¡Aprovéchala y prueba sus clases no presenciales!
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